5 de Enero 2004

Luna

Silenciosa dama, tú que te escondes
y tan solo por ver tu reflejo, los hombres,
darían sus vidas, sus almas y sus corazones.
Me siento y te miro, solos tú y yo, ¡oh luna!
¡Qué pequeño me veo! Tu presencia me abruma.
Lágrimas en mis ojos, frío en mi piel y nadie me acuna.

De vez en cuando viene bien mirar al cielo y contemplar lo bello de la naturaleza, lo más simple puede llenar mi corazón de alegría. Incluso en soledad (o tal vez gracias a ella) estos ejercicios de humildad para con la madre natura me parecen muy reconfortantes y recomendables. Ni el frío de la noche, ni el de la soledad, ni el de la tristeza son obstáculo para disfrutar de la cálida belleza de la contemplación de Selene.
Un beso para ti lanzo al aire, ¡oh luna!.

Escrito por VZK a las 5 de Enero 2004 a las 01:04 AM
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