Ricardo Ortega, tú no me conocías,
nunca tomamos café juntos,
nunca nos contamos problemas,
nunca reímos juntos.
Me limitaba a verte en la caja tonta
informando sobre números de bajas
quién vencía y quién sufría la derrota
y ahora has sufrido la peor de las derrotas.
El fanatismo y la estupidez vuelven
matando personas inocentes y honradas
siento no poder hacer más, mi homenaje
son sólo estas pobres y tristes líneas.
El dolor en los rostros de quien te conoció
la aflicción en sus palabras, sus miradas,
reflejo perfecto de lo pérfido de esa acción,
contagiaron mi mirada, mi corazón, mis lágrimas...
Descansa en paz. Espero que allá donde estés no tengas que padecer la locura de los hombres que acabó en tragedia.
Escrito por VZK a las 8 de Marzo 2004 a las 10:08 AM