Un sólo hombre pensando
sentado en su silla favorita
alcanza antes el conocimiento
que una multitud enfervorecida.
Los conocimientos vienen y van; se pierden, se extravían o se hacen trascender. A veces los conocimientos son solo pesares que en soledad se hacen sentir tan lúgubres como el mismo colectivo sufrimiento que se vende en las comunidades.
Dicen que la felicidad misma es indiferente a lo analítico.
Escrito por Emilio a las 9 de Septiembre 2012 a las 08:58 PM