Apoyado en la ventana veo pasar la mañana
siempre buscando consuelo, buscando apoyo
mas no lo encuentro, siempre estoy yo solo
se escapa el tiempo, huye por mi ventana.
Pensando a la vez en muchas cosas y en ninguna
ideas en mi mente entran y salen sin permiso
no me dejan elegir, yo nunca a ellas aviso
¿es esta tortura condición de la raza humana?
Puedes encerrar mi cuerpo pero no mi mente
dijo hace tiempo un sabio en la lejana China,
que venga el maldito y observe mi presente.
Siempre conmigo la soledad, la muy cretina
disfruta a mi lado, me tortura constantemente
¡la odio! ¡que se vaya! mas de nuevo se avecina.
Tú por hacer y yo por quedarme tan parado; y los dos juntos por tener nuestra cabeza en otro lado.
Acabada la tortura
salgo a la calle,
ando con premura
¡que no me halle!
Suelo frío y pulido
árboles altos y secos,
y este viento gélido
en las hojas sus ecos.
Alzo la vista y veo
cielo hostil y negro,
pienso, pero no creo
en otro azul y puro.
Sigo hacia delante
y el viento llora,
pasa entre la gente
y nadie le escucha.
A mi no me gusta sufrir. Creo que a nadie. Si le gustase ya no sería sufrimiento propiamente dicho. Sin embargo, después de sufrir puedes sentirte reconfortado cuando vuelves a la normalidad, apreciando mejor cada detalle. Hasta la más mínima cosa adquiere un nuevo significado. Hay que aprender a ver lo bello de las cosas, las cosas malas se ven muy fácilmente.
El día pintaba mal, apuntaba maneras,
recién levantado vi entre las barreras
nubes: nubes de tormenta, nubes negras,
el espejo devolvió un mirar con ojeras.
Mi triste, frío y solitario lecho decía:
No despiertes, no me dejes sólo todavía
Yo te doy calor y yo te hago compañía
¿o no recuerdas cuando nadie te quería?
Le miré, no dando crédito a mis oídos:
¡Cómo iba a olvidar tiempos como esos!
No había luz ni oscuridad, sólo el peso
de la soledad, vestida de negro intenso.
Lo lamento, amado lecho, ahí te dejo.
Es el momento, he de irme muy lejos,
andar y andar, llorar y llorar, mejor
sólo, así nunca jamás veré mi reflejo.
Hay días en los que de verdad pienso que hubiera sido más fácil no salir de la cama, no tirar de la manta. Igual de humillante es correr para evitar un problema que taparse con una manta y simular que nada existe. Cuanto más duro se presente el día más duro tienes que ser tú, cuando la cosa se ponga fea, échale narices. Acepta la realidad tal y cómo se te da y aprende a lidiar con ella. Actúa y siente en consecuencia. Siente y actúa en consecuencia.
A veces la única manera de llegar es llegar tarde.
Hoy de camino a la universidad me he encontrado con un accidente que a simple vista parecía bastante grave. Dudo que el conductor haya sobrevivido. Ha sido él sólo, dentro de un túnel. ¿Merecía la pena tanta prisa? Sinceramente, creo que no. Este mismo pensamiento es útil en todos los aspectos de la vida. Las cosas, con prisa, nunca salen bien. Vísteme despacio que tengo prisa. Tantos refranes y nunca hacemos caso. Cuando el asunto entre manos es importante merece la pena tomarte tu tiempo para reflexionar y tomar la decisión que creas conveniente. Ya sea para escribir o no un correo electrónico, mandar un sms o no, decir algo o no, acelerar o frenar...
Vino de allende el mar, de tierras lejanas,
todo lo arrasaba, con fuego en sus venas,
un torrente de pasión, con fuego en su mirada,
si te elije como su presa, no puedes hacer nada.
Derretía el hielo, quemaba al mismo fuego,
su mirada quemaba, cortaba como el acero,
pero alguien vino a por ella en un carro negro,
su fuego nada pudo contra la dama de negro.
Un día eres todo energía, todo vida, parece que te vas a comer el mundo. Vas pisando fuerte, tan fuerte que cuando te encuentras una losa en falso no tienes tiempo de corregir y te precipitas al vacío sin posibilidad de vuelta atrás.
¿O sí la hay?
Mis dedos están manchados de sangre
Ya no hay marcha atrás, sólo hacia delante
El daño está hecho, la suerte está echada
Alea iacta est, lamentarse no sirve de nada.
Mis labios me han traicionado, me han delatado
Pensaba: ¡calla, insensato! mas el corazón ha hablado
Quise decir que no, rechazarte, y no he podido
Con voz quebrada, en un susurro dije: te quiero.
El dualismo cuerpo-alma hay casos en los que es tan evidente que da miedo. Es como cuando se te duerme una pierna, intentas moverla, sabes que está ahí, lo ves, pero es como si tuviera vida propia y se niega a hacerte caso. Muchas veces piensas una cosa pero tu corazón no está de acuerdo y se las arregla para que los labios te traicionen. Después de eso ya sólo queda echarle valor y ¡al toro!
El tiempo pasa, generaciones
nacen, crecen,y todas mueren.
Hay cosas que se aprenden,
que se aman y se sufren.
Somos más altos, más longevos
mejor alimentados y más cultos,
pero ni los años cambian lo básico,
abuelos y nietos erran en lo mismo.
Esa piedra que es el amor,
más bien el desamor,
el desengaño,
el daño.
Ya lo sé, ¿y qué?
quiero equivocarme
llorar y arrastrarme
sufrir como un hombre.
Como todos los hombres
que tropiezan dos veces
en la misma piedra, dos y tres,
volveré a caer ¿no me ves?
Sufriré, lloraré,
me sacrificaré,
pero siempre diré
que realmente amé.
La vida sentimental de un hombre hoy en día es mucho más compleja de lo que esta sociedad represiva y alienante nos permite mostrar. Muchos llevamos la procesión por dentro, pero las cicatrices se ven por fuera. Algunos nos abandonamos al torrente de nuestros sentimientos y vagamos solos, chocando de frente contra la cruda realidad y sufrimos y moriremos por ello, pero al menos moriremos con la conciencia tranquila por haber hecho lo que nos decía el corazón.
Divagando en lamentos, sollozos y alaridos
me encontró mi principal fantasma,
el huir de la gran pena del humano,
la etérea convivencia con la soledad.
Mi ama oscura que custodia mis pensamientos
en el foso profundo de mi locura
en donde guardo mis demonios blancos,
diablos pardos y ángeles negros.
Hace unos días me reencontré con una persona muy especial para mi con la que hacía años que no hablaba tranquilamente. Comentándole lo de este blog y algunas cosas de las que tenía posteadas me dijo que también tenía cosas por el estilo y que le gustaría colaborar. Tiene el honor de ser la primera persona en colaborar en "La mente de un demente" y espero que no sea la última vez. El texto y el dibujo son obra de la misma persona y os invito a que reflexionéis sobre ambas cosas.
Silenciosa dama, tú que te escondes
y tan solo por ver tu reflejo, los hombres,
darían sus vidas, sus almas y sus corazones.
Me siento y te miro, solos tú y yo, ¡oh luna!
¡Qué pequeño me veo! Tu presencia me abruma.
Lágrimas en mis ojos, frío en mi piel y nadie me acuna.
De vez en cuando viene bien mirar al cielo y contemplar lo bello de la naturaleza, lo más simple puede llenar mi corazón de alegría. Incluso en soledad (o tal vez gracias a ella) estos ejercicios de humildad para con la madre natura me parecen muy reconfortantes y recomendables. Ni el frío de la noche, ni el de la soledad, ni el de la tristeza son obstáculo para disfrutar de la cálida belleza de la contemplación de Selene.
Un beso para ti lanzo al aire, ¡oh luna!.
No hay mejor alimento para el alma
que una charla tranquila, con calma.
Ni mejor remedio para el corazón
que volver a casa oyendo tu canción.